Por:
Patrick Spittler Mathez
Gerente General
Alianza Metalúrgica
A veces necesitamos un duro golpe en la vida para animarnos a revisar el presente y replantear el futuro. Cuando todos los empresarios estábamos confrontados con la incertidumbre que nos traía la terrible pandemia del coronavirus, nos quedó claro que la normalidad del pasado ya no iba a ser la misma en el futuro. Michael E. Gerber fue muy acertado cuando escribió que
un emprendedor ve oportunidades donde otros solo ven problemas.
Había que adaptarse al ritmo de cambios dentro de la empresa antes de que sea superado por el ritmo de cambios fuera de la empresa. Al respecto, Alberto Knapp nos inspiraba: “El éxito de una empresa consiste en tener la capacidad de redefinir constantemente las reglas del juego”.
La nueva normalidad estaba modificando el comportamiento del consumidor. Esto generó y sigue generando nuevas oportunidades en prácticamente todos los sectores del mercado. Ya no sólo nos debía guiar una visión interna, buscando mejorar lo que hacemos. Nos debía guiar el conocimiento profundo (insights) del cliente, porque es ahí en donde se están generando nuevas necesidades insatisfechas. El gran reto era cubrir estas necesidades con productos o servicios innovadores, creando valor al cliente.
Revisamos nuestros planes estratégicos y decidimos que gran parte de lo decidido hace un año ya no servía para afrontar los retos del nuevo contexto externo e interno. La palabra “innovación” aparecía en casi todos los nuevos objetivos planteados por nuestra Empresa y cuando decidimos dar los primeros pasos, por ejemplo utilizando herramientas típicas como Design Thinking o Lean Startup, entendimos muy rápidamente que estábamos en el camino correcto.
Hasta ese punto nos quedó claro que ya estábamos cumpliendo con dos factores clave para que la innovación se pudiera implementar con éxito en nuestra organización:
1. Orientación estratégica: Con la ayuda de diversas herramientas de gestión, definimos que nuestros proyectos de innovación deberían estar alineados con uno de los siguientes ejes estratégicos en los próximos 4 años: Gestión tecnológica, fabricación aditiva, productividad operativa, apoyo social y cuidado del medio ambiente.
2. Compromiso de la alta Dirección: Fue clave en este primer peldaño de nuestro proceso innovador que todo el equipo participante, incluyendo a la Gerencia General y todas las Gerencias de línea, tuviera la misma sensación que habíamos encontrado un nuevo norte para nuestra Organización, animando e involucrando a sus propios equipos en el proceso de implementación de los proyectos. También fue clave contar con una asesoría externa calificada, experimentada y motivadora.
Sin embargo, muy rápidamente también entendimos que teníamos brechas por cubrir en otros factores igual de importantes:
3. Inversión: “Sacrificar la innovación para ahorrar costos, es como parar el reloj para ahorrar tiempo”. La alta Dirección tenía claro que la implementación de procesos innovadores en la organización representa una inversión que incrementa las posibilidades de éxito del nuevo emprendimiento y asegura el futuro de nuestra Organización. Invirtiendo por ejemplo el 10% de nuestras ganancias en proyectos de innovación nos mantenemos competitivos, pero además podemos acceder a fondos que promueven la innovación o recibir deducciones tributarias. Podemos abrir nuestras puertas a la participación de socios interesados y a largo plazo se disparará la valoración de nuestros activos intangibles.
4. Cultura e integración: Descubrimos que debemos dejar de lado el enfoque de rutina eficiente para dar cabida a otros valores como la apertura para probar cosas nuevas, para arriesgar, para aceptar errores y para pensar “fuera de la caja”. Además debíamos involucrar a todos los colaboradores, motivándolos, sensibilizándolos, capacitándolos, haciéndolos partícipes de los procesos de innovación y reconociendo su participación. La Oficina de Promoción de la Cultura de la Innovación (OPCI) tiene el compromiso de impulsar estas actividades en todos los colaboradores de nuestra organización.
5. Sistema y colaboración: Los procesos de innovación son altamente interdisciplinarios y requieren de la participación de muchas áreas. Encargamos la investigación del mercado principalmente al equipo de ventas, mientras las labores de ideación y prototipado son ejecutadas por equipos multifuncionales con fuerte énfasis técnico, participando también compras, producción y calidad. La factibilidad y escalabilidad del proyecto es evaluada por un equipo financiero, comercial y productivo. Pero además era necesario implementar un sistema de gestión de la innovación, para lo cual decidimos abrir la Oficina de Gestión de la Innovación (OGI) con la función principal de adecuar nuestros procesos a la norma ISO56002, a la espera que en uno o dos años se formalice la norma certificable ISO56001.
6. Ecosistema: Los proyectos de innovación requieren de apertura y cooperación. Una empresa incrementa sus posibilidades de éxito cuando se une a universidades, laboratorios y gobiernos en un entorno en el que todos trabajan juntos, compartiendo sus experiencias y resultados. En el contexto actual, cada vez más globalizado e interconectado, esta cooperación puede provenir de cualquier lugar del mundo.
Todo este proceso nos ha permitido que en menos de un año contemos con un sistema en marcha, con políticas y procesos definidos, que ha recogido muchos insights de clientes, que ha nutrido portafolio de proyectos de innovación y que está desarrollando aquellos proyectos que han sido priorizados por su atractividad, sostenibilidad y alineamiento con nuestros ejes estratégicos.
Está en nosotros, líderes de empresas y emprendimientos, convencernos que la innovación es el camino. No es un camino fácil porque rompe esquemas, promueve nuevos valores e impulsa rumbos diferentes. Hay un nuevo gran objetivo común y debemos concentrar nuestras energías en él.
“La innovación constante es la única forma de mantenerse competitivo, porque ninguna ventaja es sostenible en el largo plazo” (Jorge González Moore)
• Michael E. Gerber: Autor y fundador de Michael E. Gerber Companies, una empresa de capacitación en habilidades empresariales.
• Alberto Knapp: Fundador y presidente de la consultora de diseño digital The Cocktail
• Jorge González Moore: Escritor, poeta e ingeniero colombiano.